lunes, 16 de agosto de 2010

Cómo no pelear la guerra contra las drogas

Con la liberación de tres detenidos más, todos exfuncionarios locales del estado de Michoacán, quedan 11 casos por resolverse, de 35 detenciones que con lujo de publicidad llevaron a cabo fuerzas federales en la entidad que gobierna el perredista Leonel Godoy.
El caso es grave, ya que implica la intromisión de la federación en los poderes de un estado, muchos de ellos elegidos por el pueblo en elecciones que nunca fueron cuestionadas.
La noticia se pierde en el mar de información como si nada, como si 24 personas no hubiesen perdido un año de sus vidas acusadas de importantes delitos, al fin sin elementos probatorios suficientes.
Ese es el tipo de terror que no debemos vivir en un estado democrático, es el Proceso de Kafka, es la presunción de culpabilidad hasta que desmuestres lo contrario, porque nuestro sistema de justicia sigue dándole más peso a las declaraciones de testigos que a algo tan elemental como las pruebas.
En este país basta con que dos tipos te señalen con el dedo para que vayas directo a la cárcel, con todo el peso de defenderte en prisión si se trata de los muchos delitos que no admiten libertad bajo fianza.
Da miedo pensar qué pasaría si como otros tantos, estos 24 hubiesen sido ciudadanos comunes, sin capacidad para ser defendidos por las fuerzas de un partido político, por ejemplo.
¿Cuánta gente está en la cárcel por situaciones similares, sin dinero para defenderse, sin la mirada de la opinión pública para apurar un poco a nuestros jueces que se van un mes de vacaciones sin más?
¿Y si hubiera pena de muerte? Tendríamos a multitudes luchando por su vida, por la declaración de un par de testigos protegidos, tal vez, con sus casas allanadas, sus propiedades y cuentas confiscadas y su medio de sustento cancelado.
El caso le debería costar al gobierno federal más que una nota en el periódico: Está abriendo la posibilidad de ser acusado de persecución política. O por lo menos, el justo reclamo es que alguien renuncie por este tipo de encierros masivos fallidos.
Basta un poco de sentido común para saber que no hay muchas "estrategias" alternas para combatir al narcotráfico, pues la guerra es frontal. Pero algo sí puede decirse de este caso: Así no. Y si se equivocaron así, los responsables deben renunciar a sus cargos.

martes, 10 de agosto de 2010

Los nuevos socios de Mexicana

El acuerdo entre Mexicana de Aviación y los sindicatos de pilotos y sobrecargos (por ahí andan los de tierra quejándose de que ni los pelaron) comienza una nueva etapa muy interesante para la aviación en el país.

¿Cómo se comportarán los sindicatos ahora que son juez y parte?
¿En qué monto cederán las condiciones de su contrato colectivo y a cambio de cuánta participación accionaria?
¿Entrarán con dinero fresco?
¿Quién pondrá los $150 millones de dólares que faltan para volver a la normalidad?
¿Qué plan estratégico eliminará las fallas estructurales de la aerolínea, porque no todo fue coyuntura?
¿Én qué condiciones queda la relación entre ambos sindicatos con Aeroméxico, ya que ahora son parte de la competencia?
¿No buscará Aeroméxico por lo menos igualar la situación laboral de su competidor? ¿Podrá negociar con juez y parte?

Es temprano aún en las negociaciones de Mexicana de Aviación, pero este acuerdo prueba cierta buena voluntad de los actuales dueños en cuanto a que nunca fue su plan quebrar la empresa para dejar fuera a los sindicatos. Todavía no es posible predecir qué saldrá de esto, pero podría recordarse como una jugada maestra de Gastón Azcárraga y de Manuel Borja. De entrada, dejando muy fuera de la discusión a los políticos apuntados que todavía creen que las aerolíneas son un asunto de Estado, o parte de un monumental "compló".

lunes, 9 de agosto de 2010

Una nueva forma de proteccionismo

Me imagino que no hay un término exacto para este tipo de proteccionismo. El que conocemos tradicionalmente consiste, en bloquear los mercados internos a las exportaciones de otros países y limitar la inversión extranjera, por ejemplo.
Hoy cunde otro tipo de proteccionismo: El bloqueo de las exportaciones propias

Por dos razones distintas, hay tres casos relevantes, en los que los países han optado por ponerle obstáculos a sus propias ventas en el exterior.

La primera razón, gravar exportaciones para hacer frente a necesidades fiscales, esgrimida por Argentina y Australia ha caído envuelta en llamas en ambos casos. En el primer caso el intento de elevar una vez más el impuesto a las exportaciones de granos que pretendía imponer la administración de la "pareja presidencial" de apellido Kirchner en 2008 tuvo que dar marcha atrás tras una terrible protesta por parte de los agricultores argentinos que llevó a bloqueos carreteros por todo el país.
Ese conflicto aún persiste, ya que el gobierno argentino pretende seguir viviendo de las gigantescas ventas agropecuarias de su sector rural, pero la perspectiva de gravar aún más permanece por el momento como imposible.

En Austrialia, un tanto más democrática, el intento por gravar las exportaciones mineras le costó la chamba al primer ministro Kevin Rudd, quien además había esgrimido el tema ambiental como razón para su nuevo impuesto.

Ahora le toca a la India, que ha iniciado un cierre de las exportaciones de hierro. Su razón: que su creciente industria siderúrgica un día necesitará toda esa producción para darle mayor valor agregado, es decir, venderla como acero.

La india produce unos 110 millones de toneladas de hierro al año, la décima parte de la producción de su principal cliente, China. Sin embargo, a las autoridades indias les preocupa que los chinos no estén explotando sus propio yacimientos lo suficiente, y que estén atesorando hierro a sus expensas.

Bajo qué fundamentos exactamente, no queda claro. Pero si hay un hecho hoy la en efecto muy saludable y creciente industria siderúrgica de la India apenas puede consumir la cuarta parte de la producción de hierro. Por supuesto, éste es el principal argumento de la industria minera india, que de pronto ve cancelado su principal ingreso.

Una decisión así afectará, por supuesto, la balanza comercial y el presupeusto fiscal de la India, así que esperaríamos que este efecto esté calculado, de lo contrario, como tantas otras veces, el gobierno habrá cometido un grave error por meterse en medio de los mercados a "arreglar las cosas"

miércoles, 4 de agosto de 2010

Reanudamos con Mexicana

Luego de dos meses de intermedio. Reanudo, espero ahora sí que para diario.

Mexicana de Aviación

Le duró el gusto a Gastón Azcárraga cinco años, tras comprarla por $165.5 millones de dólares en 2005. Tan barata, porque asumió deudas por $1,291 millones de dólares, con ello le ganó a Grupo Xtra de Isaac Saba.
Ahora quizá se arrepiente. Según afirman sus dueños, se han invertido $3,800 millones de dólares en estos años, y la deuda sigue rondando los $1,000 millones.
La repartición de culpas fue previa a la entrada de Mexicana a concurso mercantil: Los sindicatos, la influenza, dice la dirección, una mala planeación, agregan los analistas.
Del concurso mercantil se puede salir con una reestructura de deudas y una renegociación con los sindicatos. El gobierno ha dicho que ni lo vean para pedir ayuda, y dado su historial, costará mucho que mueva un dedo. Ello sin embargo, ayudaría a negociar mejor con sobrecargos y pilotos, quienes no se sentirán cobijados.
Sin embargo, el gobierno podrá hacerse el que la Virgen le habla sólo hasta cierto punto. No creemos posible que se acepte la existencia de una sóla aerolínea en el país. De entrada Aeroméxico no podría manejar la demanda, los pasajeros sufrirían alzas fuertes en las tarifas, y los sindicatos haran mucho más para preservar su fuente de trabajo... en lo político, digamos.
¿Una fusión? Es muy posible que Aeroméxico ni siquiera lo considere... y por supuesto no lo hará hasta que la deuda se refinancie.
¿Un comprador-salvador? Tal vez, pero igual que Aeroméxico cualquier interesado se va a sentar cómodamente a ver cómo se arreglan los problemas más graves, antes de abrir la boca.

lunes, 31 de mayo de 2010

Insectos





El camino a la glorieta de San Ildefonso estaba como siempre, tapado de tráfico y de la pestilencia de las alcantarillas abiertas por esa obra que no parecía terminar nunca, la basura de los ambulantes al final del día y la interminable peregrinación de personajes caminando bajo la banqueta, para evadir las cajas y diablitos de los puesteros, dispuestos a dejar su zona conquistada hacia el día siguiente.
Avanzaba lentamente, besando la defensa del de adelante, pegado al freno, recargado en el volante, a medio dormir, con el infame sol de invierno dejando caer los últimos rayos chuecos y fríos encima de la fila de autos.
El sol que quema pero no calienta, el que no se agradece, se despedía con una mueca de la triste ciudad que lo dejaba ir, para ver si las densas sombras y la iluminación artificial le ofrecían un mejor aspecto y un olor a vida activa.
Hacía tiempo que su bocina se había desmayado, por lo que le resultaba inútil pegarle al volante para desquitar su propia ansiedad, su prisa para llegara a nada, a una casa vacía, de muebles, de adornos, de ella… porque ella ya se había ido.
Ella estaba ahora perdida, en la vorágine del monstruo, en otro rincón de la gigantesca mazmorra que llamamos ciudad, entregada quizá a otro, pensando por lo menos en otra cosa, en otra casa, en otro trabajo, en otra vida que no era la de él.
¿Cómo podía? ¿Cómo no le regaló el olvido al momento en que dio el portazo final y se largó para siempre, llevándose consigo todo, hasta su voluntad, sus manos y su ojos.
Ahora esos apéndices de cinco dedos que martillaban el volante no podían llamarse manos, pues no tenían una utilidad humana, más que llevarlo de ida y vuelta al miserable trabajo, y teclear y teclear palabras que no significaban nada, que no tenían vida más que para las 24 horas siguientes.
Ahora, en el frente de su cabeza había dos ventanas vacías, que dejaban entrar sin piedad la luz y las cosas, directo al cerebro, sin atemperarlas, sin apaciguarlas con un punto de vista, sin organizarlas y sin colocarles el velo de una persona en medio.
No había nada ahí. Esos no eran sus ojos, eran unos agujeros primitivos, como los de un insecto, y como tal sólo le servían para acechar a su siguiente presa.
Porque en eso se había convertido: en un depredador. Fue el profundo hastío, las ganas de rebelarse contra una vida sin sentido, la falta de un futuro que acaba creando un presente extendido, infame, malicioso, maloliente.
No hay mañana, como no hay consecuencias ni razones, sólo el indescriptible placer de hacerlas sangrar.
Llegará como siempre a su casa y no hará nada, dormir para luego despertar al mismo presente que no termina, hasta que vuelva a encontrar una presa, justo como ésa que va pasando ahora por debajo de la banqueta, indefensa, desprevenida, débil.
Es el momento, llegó como siempre, en el momento que menos lo esperaba. Orilla su auto, para dejarlo donde sea, en medio de dos colinas de basura, brinca por encima de los pocos puestos que quedan y alcanza a verla dando la vuelta hacia una calle pequeña, oscura ya.
Así ha sucedido siempre. Su víctima parece ayudar en todo momento, lo está buscando, lo desea. Aprieta el paso por entre la tierra y los pedazos de concreto levantados. Se revisa apresurado, en busca de ese cuchillo de caza que vendían por catálogo, y que compró el día que ella se fue.
Está con él, como siempre, en el sucio abrigo que lleva aún en días calurosos. Avanza a saltos, buscando las crecientes sombras y da la vuelta a una callejuela oscura y solitaria. Sólo ella, taconeando en la reducida banqueta, sólo él, acechándola, pisando en silencio con sus zapatos deportivos, lavados frecuentemente, pues la sangre seca es muy difícil de eliminar.
Se acerca, a la par que una tormenta de bocinazos anuncia que el tránsito se ha detenido indefinidamente, hasta nuevo aviso. La oscuridad alarga sus brazos se extiende y se despereza para una nueva noche, envolviéndolo todo en su abrazo protector.
Nadie a la vista, de las pocas ventanas que miran esta triste calle no hay quien tenga ánimos de asomarse, a ver la siguiente pared de ladrillos y a la dos figuras que se van acercando poco a poco, en medio del ruido.
Está a unos pasos de ella, aprieta los dientes, el paso, el puño, el cuchillo de caza, la mirada y el instinto.
Salta, estira una mano que la atenaza por el hombro, le da la vuelta en busca del pecho dónde hundir el cuchillo, en busca de la sangre que desea liberar, del último aliento directo en sus labios.
Una tenaza toma su mano en correspondencia, peluda, negra, con pequeñas púas erizadas, cortándolo, la muñeca está cediendo rota, pero no queda cercenada. Otras dos tenazas aprisionan su cuello, cortan.
Su hueca mirada sólo alcanza a observar cuatro pares de ojos, ventanas sin vida, abiertas, inexpresivas, que abren paso sólo a la luz, directo al cerebro, para advertir la proximidad de una presa.
Es él... la presa. Lo comprende tan pronto una infecta trompa se inserta en su boca, asciende por su cabeza, succiona sangre, ojos, músculo, chupa su interior y lo paraliza, apenas puede respirar y un fragmento de conciencia ya no tiene tiempo siquiera de horrorizarse, antes de que su cerebro ceda a la presión negativa y emprenda el camino hacia un ávido vientre, lleno de huevecillos.
Encerrado en ese tubo negro, percibe para siempre la cancelación del futuro, el fin del pasado, y al cabo, del presente perpetuo, que ya no es más.
Ella estará en otro rincón de la pestilente urbe, ella ya no piensa más en él, se ha ido, y el también.
La mano no ha soltado el cuchillo.

Beltrones

No señor Beltrones, el mercado interno no se va a reactivar porque usted lo diga, sugiera, mande, adivine.
El mercado interno se está levantando por consecuencias propias de sí mismo, en materia de recuperación del empleo, estabilidad financiera, avance de la confianza del consumidor, etc.
El gobierno de Calderón hizo lo que debía hacer: No se puso a "reactivar" el mercado interno gastando de más... invirtió lo que pudo, con responsabilidad y esperó a que las condiciones mejoraran. Por ello hoy México no vive lo que Grecia o España.
No señor Beltrones, el esfuerzo mediático que está haciendo para aprovechar los problemas de Peña Nieto no lo van a dejar como fórmula de unidad priísta.
Usted ha jugado demasiado tiempo al backsit driver, como dicen los gringos. Ha sido demasiado tiempo un espectador, como para ahora ser protagonista. Ni le busque, si va a jugar, apoye a otros, no trate de ponerse. Rembember Madrazo, ni toda la grilla del mundo lo puso en la presidencia. Es demasiado tarde para usted.

jueves, 22 de abril de 2010

En esta guerra no hay neutrales

No puede haber daños colaterales en la guerra contra el narcotráfico. Esta frase tiene dos significados diferentes, igualmente válidos:
1) Por supuesto que cada muerte de inocentes en la guerra contra el narcotráfico es inaceptable, condenable y debe perseguirse, con resultados especialmente concretos si el perpetrador es la autoridad. Por ejemplo, procesando a los soldados que acribillan familias en retenes.
2) El gobierno no debe permitirse el arrinconamiento por parte de los medios con respecto de que las muertes de inocentes, especialmente las perpetradas por el crimen organizado, deben llamarse daños colaterales. Por ejemplo, el asesinato de niños por parte de criminales en Durango, no es un daño colateral, es un daño contra la sociedad en su conjunto, incluyendo al gobierno.
Es decir, el gobierno mexicano no puede permitirse no contrarrestar la idea de que la sociedad civil es un testigo mudo o neutro en la guerra contra el narcotráfico. Ser neutro en una guerra contra el narcotráfico debe equipararse, en el terreno de las ideas, con la deslealtad al país.
El contexto en el que se inserta esta “guerra” es en el del terrorismo. El narcotráfico crecido a niveles de pestilencia en nuestra sociedad, iniciador y por años único protagonista de las matanzas de los últimos 10 años, debe ubicarse en su justo lugar: Como el antagonista en una guerra contra el país, llámese gobierno o sociedad civil.
Mientras más pronto esta idea sea aceptada por la sociedad, habrá menos voces absurdas pidiendo que el gobierno detenga una guerra que para principio de cuentas no comenzó, pero no puede darse el lujo de ignorar.

lunes, 19 de abril de 2010

A María Cristina y Ángel

El mundo era más fácil con ustedes
Pero más allá de lo obvio,
Protección, cariño, entereza
Es que realmente lo era
Estaba lleno de personas
Decentes, honestas, buenas
Era lo normal, así eran ustedes
Hoy que nadie lo es
Que el cáncer ha cundido
No queda sino mantenerse
Tratar de que regrese
Mientras extrañas ese mundo
Los extraño a ustedes

Maciel, el origen

A veces un sólo hombre es capaz de levantar un gran imperio, a veces es capaz de causar una destrucción sin precedentes. Frecuentemente ambas. La penosa historia de un hombre que ha puesto de rodillas a la iglesia católica, recopilada con gran rigor periodístico.

http://semanal.milenio.com/node/2216

domingo, 18 de abril de 2010

Los 5,000 de Felipe


Como está actualmente el Renaut no debe servir para mucho, y sí puede ser fuente de una gran cantidad de problemas, como ya lo han señalado legisladores con tanta lucidez.



Hecho: Se cuentan alrededor de 83.5 millones de celulares; de ellos faltan por registrar 24 millones, pues a la fecha de corte se contabilizaron 59 millones 329 mil 372 aparatos. De éstos, 5,200 se registraron a nombre del presidente Felipe Calderón.
Aparte de evidenciar la falta de originalidad de los bromistas, el detalle desnuda la fragilidad del registro. No hay manera de comprobar la veracidad de la información. El sistema no está cruzando los datos aportados con base alguna, es un simple receptor.
Por supuesto, lo primero que provoca esta circunstancia es eliminar la validez legal del registro en el sistema judicial. Si una grabación “magnetofónica”, como dicen en la jerga legal, casi nunca es admitida como evidencia, menos lo serán los datos del Renaut.
¿Podrá ser usado el registro en investigaciones policiacas? Es probable, con todos los desaciertos y abusos que ello pueda ocasionar por parte de nuestra valiente policía, que puede llegar a pretender que no existe la posibilidad de robo de identidad en este registro. Por cierto, este listado tampoco le permite comprobar de alguna manera que usted no es dueño del número que se le pretenda imputar en dado caso.
Lo de menos son los 24 millones de números pendientes. No sería nada sorprendente que en este proceso puedan desaparecer efectivamente 5 o 6 millones de líneas, contratadas y luego olvidadas de muy diversas formas, debido a la facilidad que otorga para ello el sistema de prepago. Estas líneas que quedan “frías” se reciclan al cabo de cierto tiempo, pero habrá que adivinar cuántas están en ese proceso ahora mismo, y por lo tanto quedarán fuera del Renaut.
De verdadera importancia será de qué manera se comprobarán los datos de este registro para que pueda servir de algo, anticipando que, no importa el método, llevará mucho más tiempo que este primer paso.
Por cierto, antes de rasgarnos las vestiduras por cuestiones de protección a la privacidad, revise el sitio www.cellphoneregistry.com, una página estadounidense que le puede informar en línea y de forma abierta quién aparece como titular de tal o cual número. Sin tanto brinco.

lunes, 12 de abril de 2010

Condenados al futbol





Cada vez falta menos para el Mundial, y todo será futbol. Me pregunto si a alguien, que no sean los partidos políticos, le importarán las 15 elecciones locales disputándose al mismo tiempo que el torneo, en sitios tan clave como Oaxaca, Puebla, Veracruz, Chihuahua y Sinaloa.

No importará absolutamente nada más. Así lo han promovido nuestras cadenas nacionales de televisión que se dedicaron a promover y cubrir el Mundial un año antes de empezado. ¡Un año!

Se trata de horas de tiempo aire y miles de promocionales difundidos en por lo menos seis cadenas nacionales o multiestatales. Igualmente, de importantes gastos de producción, con un equipo instalado ahí desde hace 12 meses. Es en resumen una campaña publicitaria que compite fácilmente con las más importantes campañas de productos de consumo.

Tanto ruido, tanta inversión. ¿Qué objetivos pretende en el negocio de la televisión? ¿Es eficiente en el estricto sentido de costos contra ganancias? ¿Cuántos millones de mexicanos MÁS, verán atentamente este Mundial debido a la cobertura y promoción? ¿Cuántos millones CAMBIARÁN su decisión de seguir el torneo a través Televisa o TV Azteca, de forma que el esfuerzo tenga efecto en términos de rating contra la competencia? ¿Existen objetivos concretos al respecto, como lo reclamaría cualquier campaña de publicidad decente?

Los programas de precobertura ¿generan buenos ingresos adicionales a las televisoras? Debe ser factible convencer a algún anunciante de patrocinar tal operación, de ello no cabe duda. ¿Valió MÁS la pena que patrocinar otros proyectos?

Televisa y TV Azteca se pasan un año predicándole a los creyentes, vendiéndole chiles a Clemente Jaques, convenciendo a los conversos. El objetivo es ganar lo más posible de un pastel que Ixe calcula en $900 millones de dólares.

Según cálculos de las propias cadenas, el Mundial les incrementará entre 4 y 5% las ventas de 2010. A finales del tercer trimestre, y según lo declarado a los analistas bursátiles, TV Azteca llevaba $4,605 millones de pesos recolectados en anticipos de publicidad, mientras que Televisa reportaba $17,810 millones de pesos.

El negocio será excelente, a lo que vuelve la pregunta ¿por qué tanta promoción? La respuesta quizá no está en el negocio del Mundial, y del futbol en general. Nos estamos topando ante una decisión de contenidos que claramente está volviendo monotemática la transmisión deportiva de los medios en México.

Las altas direcciones de la televisora han decretado que más allá del futbol sólo está la nada, y por eso la necesidad de “rellenar” todos los espacios con la promoción del Mundial.

La industria es por definición adversaria del silencio, así que cada segundo que la pone en riesgo de dejar de mandar algún mensaje lo está rellenando con promocionales innecesarios.

Pero hay tanto riesgo de silencio porque así lo decidieron. Ambas empresas han relegado a prácticamente cualquier otro deporte a lo mínimo posible. La cobertura del beisbol, del futbol americano, del basquetbol, consiste a lo mucho en dos o tres partidos a la semana cuando hay temporada. El desdén es completo: las noticias sobre jugadores, equipos, resultados, han quedado arrinconadas a 15 segundos en el noticiero de deportes.

Por ahí, en nichos reservados, quizá sobreviva el box, y esa actividad que se ha insistido tercamente en llamar deporte, que es la lucha libre.

Pero si los grandes paquetes del deporte estadounidense tienen algo de eco aún, el desdén por todos los demás deportes es absoluto. El colmo es que a plena vista de todos nosotros las Olimpiadas de Invierno simplemente no existieron para ambas cadenas. Tuvo que entrar al quite el gubernamental Canal 22, para que el escaso público interesado o con acceso a esta señal conociera del patinaje artístico, el hockey y demás deportes.

Las Olimpiadas de Invierno no merecieron ni un segundo en los noticieros, ni una escena de resumen, ni un solo corresponsal, ni una cámara por parte de unas televisoras obsesionadas o indigestadas con el futbol.

Las televisoras están creando sus propios grandes espacios de silencio, sus propias zonas en blanco, o de plena oscuridad, y sólo los pueden rellenar con futbol.

El problema es que están sembrando ese mismo silencio en la población mexicana, con tan pobre cultura deportiva en general. La importancia de los medios de comunicación, se ve aquí con toda transparencia, no sólo radica en lo que dicen o cómo lo dicen, sino en todo lo que callan, en lo que condenan a la inexistencia mediática.

No están cumpliendo con su misión de difusión, están favoreciendo una gran monomanía que por definición empobrece.

Nos están condenando a todos al futbol.

Paulette, una falta de respeto

En materia de procuración de justicia, el H. Congreso de la Unión, tanto Diputados como Senadores, se ha convertido en un increíblemente molesto backsit driver, y en un verdadero dolor en el trasero para la policía y los poderes ejecutivos federal y locales. Me atrevo a pensar que a buena parte del público pensante le molesta de la misma forma.

El caso Paulette
No ahondo en lo que ya sabemos hasta la saciedad y los posibles errores o concesiones de la Procuraduría del Estado de México. Pero el pronunciamiento de los Senadores de la República exhortando a solucionar el caso queda completamente fuera de lugar, y sí demuestra el oportunismo e interés de obtener réditos electorales.

Por famoso que sea, se trata de un posible crimen del fuero común, tristemente en contra de una criatura indefensa, pero que desde el principio difícilmente pudo confundirse con un acto del crimen organizado.

Si bien en lo personal cualquier podría compadecerse de una niña que conoció todo México, un punto de acuerdo en el Senado resulta injusto para todos los miles de casos de violencia intrafamiliar, desapariciones, asesinatos y ya francamente secuestros o ejecuciones que afectan a niños en México.

Pero el suceso se repitió en el Congreso Local del Estado de México, en donde los legisladores aprovecharon para exigir la renuncia del Procurador de Justicia y… ¡guardaron un minuto de silencio!

El mensaje es: Si usted tiene suficiente dinero y/o habilidad mercadotécnica para poner el rostro de su ser querido en espectaculares, supermercados y redes sociales, los legisladores mexicanos no dudarán en ofrecerle un homenaje de héroe nacional y de clamar justicia al mismo nivel que se ha dado al caso de las matanzas en Ciudad Juárez o la tragedia de Hermosillo.

Y no dudarán en aprovechar el tiempo legislativo para perder el tiempo haciendo un trabajo que no es el suyo, y que sólo siembra más resentimiento en la población que no tiene acceso a los medios, y tiene que contentarse con la miseria de justicia que le dan.

Por último, adivine porqué el procurador Bazbaz podría ser el segundo muerto en el caso Paulette: ¡No ha habido mejor oportunidad de golpear al Peña Nieto! No la perdió Manlio Fabio en el Senado, no la perdió la oposición el PAN y PRD en el estado de México.

Legisladores viendo para su Santo, es todo.

lunes, 8 de marzo de 2010

La obra de Maciel (parte 1)

Hay por ahí un cuento que leí en secundaria, en esas antologías latinoamericanas, sobre un chamaco que convence a todo el pueblo de que va para santo. Es tan bueno, estudioso, devoto, piadoso, serio, formal y decente que el pleno de aquella comunicad, dirigida por supuesto por el capellán, le paga por años los estudios y lo manda a la gran ciudad a estudiar al seminario.

Pasado el tiempo, el muchacho traiciona todas las esperanzas de la gente, que aguardaba su regreso como un gran sacerdote, casi obispo. Resulta que ni siquiera estudia, y sí se malgasta el dinero como cualquiera de su edad, para luego desaparecer para siempre.

Me recuerda el cuento al padre Maciel, por la forma en que el tipo convenció a lo más exclusivo y alto de la sociedad mexicana sobre su “obra”. Obtuvo cascadas de dinero, sin duda, formó un gran imperio por todo el continente americano, por sus aulas pasaron lo más distinguidos herederos de las fortunas de México. Muchos jóvenes con apellido descubrieron su vocación y se unieron a los Legionarios de Cristo, aportando más poder y dinero al grupo y sin duda ocupando lugares relevantes en esa orden. Esa sí era toda una mezcla de poderes fácticos que hacía muchos años que no se había reencontrado.

Porque en la colonia, y hasta una buena parte del siglo XIX, la iglesia y la nobleza siempre fueron una. Una familia de abolengo aportaba sin duda algunos miembros al sacerdocio o al monasterio. Tener un hijo cura era tan importante como tener un hijo doctor o abogado. Y en esas familias tan grandes y reprimidas siempre había un hijo tranquilo, callado, estudioso, y hasta un poco “rarito” (si, con malicia), a quien claramente se le podía asociar su carácter con el llamado del Señor, sí Señor.

A veces, sin quererlo mucho el niño o niña, se le iba encaminando hacia ese futuro venturoso en los brazos de Cristo, por factores independientes del carácter y tan azarosos como el orden de nacimiento en la familia. Para la mujer este futuro era aún más probable, sin duda: O matrimonio o convento eran las opciones para una muchacha de familia y, lo más importante en una sociedad tan pequeña (en este caso me sí me refiero al tamaño): no había salida, no había dónde ir, ni cómo escapar en ciudades que eran todas ellas pueblotes sin el gran beneficio del anonimato que gozamos hoy en día.

Pero esta porosidad ente las clases altas y la iglesia se vio obviamente interrumpida a partir del siglo XIX, con las guerras, con la llegada del la ilustración y todo el largo demás que vino detrás. Ya en el siglo XX la división se volvió abismo. Pero no hablemos ahora del mundo de las ideas, que por supuesto iba en un destino contrario al de la iglesia, por cualquiera de sus caminos.

Hablemos de la gente. Las clases altas del siglo XX simplemente ya no eran las mismas, y no me refiero al carácter o estado de ánimo. La guerra, los cambios económicos y políticos crearon una nueva clase alta y casi borraron a las anteriores, física y mentalmente. Los señores de la colonia, aquella seminobleza basada en la tenencia de la tierra y las prebendas comerciales, había dejado de existir para siempre. Algunos vestigios se habían aferrado a su gloria en el siglo XIX, en sus haciendas o habían tratado de evolucionar hacia los modos de producción modernos. Pero la gran mayoría fue desplazada por la Revolución Mexicana. Se fue del país, perdió sus tierras y sus prebendas comerciales, fue obligada a cederle el poder económico a la naciente clase hija de los revolucionarios, quedó fuera de la jugada, pues.

En ese lapso la iglesia perdió también nexos con las nacientes clases altas, por lo menos de su mayoría. Y si bien muchos en la nueva clase conservaron la costumbre del diezmo secretamente, sí dejaron de aportar gente a las instituciones religiosas con la regularidad del pasado, excepciones que resaltan por obvias, como aquel Abad de la Basílica de Guadalupe, Guillermo Schulenburg, de familia adinerada desde el principio, o como el siempre célebre y millonario Obispo de Ecatepec Onésimo Cepeda.

Perpetua como es, la Iglesia se dedicó entonces, por décadas, a volver a tejer sus redes. Y cambió. Si el clero regular y las órdenes religiosas habían perdido el atractivo, ante las sociedades modernas, el vacío lo llenaron dos congregaciones innovadoras, ambas originadas en Hispanoamérica, sin duda el bastión numéricamente más fuerte del catolicismo en el mundo.

El Opus Dei y los Legionarios de Cristo son dos congregaciones modernas que, por diferentes caminos han buscado restablecer los lazos entre la Iglesia y su rebaño, empezando por los de más lana, por continuar la licencia poética.

Pero si el Opus Dei obtuvo buena parte de su éxito en las clases medias altas y en la provincia mexicana, la obra de Marcial Maciel apuntaba a algo diferente: a la elite de elites. A las 100,000 familias, a los que concentran el PIB per cápita aparentemente alto del país. A los más ricos y poderosos. No por nada su florecimiento comenzó en la ciudad de México.

De cómo lo hizo hay libros y libros, pero hay que llamar la atención a dos factores que aprovechó:

1) La necesidad de la clase alta mexicana de legitimarse, reconocerse y perpetuarse, relacionándose de nuevo con la eternidad de la Iglesia, y

2) el carisma y arrastre que sobre el país ejerció durante su largo papado uno de los principales protectores de Maciel: Juan Pablo II.

Continuará…

martes, 2 de marzo de 2010

Bar bar, lo que es bar, bar.... BAR




Mientras Cabañas deja el hospital y los medios van dejando de darle vueltas y vueltas al caso, hay que pensar qué queda:

- 8 personas libres bajo fianza, acusadas de encubrimiento, a pesar de que al final confesaron bien y bonito, uno de ellos un lavabaños al que todo mundo entendería que se hubiese rajado al principio.

- Un gerente en el bote, acusado de… ¡coparticipación en el homicidio!

- Una Procuraduría del DF que, en el mejor estilo mexicano, mientras busca al que la hizo, ya tiene quién se la pague.

- Un bonche de medios de comunicación clamando justicia tan a ciegas que les parece bien que encierren a los meseros y hasta guaruras que dejaron ir al asesino… a ver quién es el guapo que se le hubiera puesto en el camino a un tipo al que le salen cada vez más conexiones mafiosas.

- Una sociedad que está segura que si eres un campeón goleador, por lo menos tu intento de homicidio va a ser aclarado a como dé lugar… si no, pues no.

- Una grupo de famosos que bien se pueden estar preguntando con quién anda echando copas los fines de reventón.

- Algunos juniors que ahora están convencidos de que lo menos que puede hacer su papá es mandarlos al antro con un coche de “guarros”.

- Un futbolista que quién sabe si se restablezca por completo, pero a quien muchos también acusaron por andar de “borrachote”, que si la imagen del deportista, y varias toneladas de estupideces santurronas buscando auto tranquilizarse, si le dieron un tiro seguro de algún modo se lo buscó.

- … y el que “le jaló” al gatillo de la pistolita, hasta ahora el único posible criminal, ese por supuesto “huido”.



La farsa de la Procuraduría consiste en que sabe que sólo está creando una estrategia para mantener a raya a la masa linchadora, dejando en la cárcel a un tipo, con una acusación que jamás va a prosperar, ni con el más idiota de los jueces. Pero como en México basta ello para encerrarte un año en lo que pruebas tu inocencia, pues todos tranquilos, cuando el cuate ese salga del bote, ni quien se acuerde del crimen del Bar Bar.

No hay manera de probar premeditación por parte del gerente, el video prueba que ni cerca estaba, así que ni la pistolita pudo ayudarle a sostener. Lo sabe la Procuraduría, lo saben los abogados, lo sabe el acusado, le tocó fletarse por los demás, en lo que cae el verdadero culpable.

Nop, eso tampoco es justicia.

lunes, 1 de marzo de 2010

Occidente, tan racional

Qué bueno que --sólo por diversión o curiosidad--, algunos nos leemos las cartas, el tarot, el café y la mano. Qué bueno que, por no dejar, uno que otro se hace sus limpias, prende veladoras, velitas y velotas. Qué bueno que, tal vez, alguno haya pasado un incensario por casa, digo para borrar las mala vibras.

Qué bueno que, cada vez, hay más creyentes en la energía, esa evolución de la vibra, a términos más elegantones y creíbles. Ya sabemos, estamos seguros de que ciertas casas, cosas, o personas son portadoras, atraen o generan energía negativa. Algunos hemos ido más allá, y estamos seguros de que hay algunas fuerzas que vibran a unas frecuencias muuuy bajas, lo cual las vuelve muuuy malas.

Qué bueno que ya todos sabemos que el alma se desprende del cuerpo al momento de la muerte, y que no tarda en ir hacia esa cálida y maravillosa luz. Qué bueno que damos por sentado que aquellas almas que no han podido o se han rehusado a ir a la luz se quedan entre los dos mundos, y que hay que ayudarlos a irse.

Qué bueno que estamos seguros que hay gente capaz de ver, escuchar y hasta conversar con estos espíritus, y hasta con esos otros seres, de alta o baja vibración.

Qué bueno que nuestra razón ha permitido la creación de todo un culto a los ángeles, que conocemos perfectamente sus nombres y cómo nos ayudan. Que podemos comprar imágenes, estatuillas y estampitas de estos seres, que traen cada una su lluvia de bienes, en bonitas tiendas en colonias como la Roma.

Qué bueno que así, tan racionalmente, nuestro tan folclórico culto a los muertos evolucionó de los altares del 2 de noviembre a la creencia en una nueva santa en forma de calavera, que concede favores a cambio de cosas lindas como tu alma, y que te cobra las cosas con la vida.

Qué bueno que permitimos sin problema alguno que se anuncien “medicinas” y otros remedios maravillosos para adelgazar, tratar la hipertensión, la impotencia, la gastritis, y quién quita hasta el cáncer, todo eso sí bien “naturales”, extraídos de plantas que a estas alturas deben sembrarse por millones de hectáreas, para atender tanta demanda, como el ginseng. Qué bueno que no importe que para salir del paso todos esos medicamentos tienen permiso de existir como “complementos alimenticios”, pero que se pueda decir lo que sea de ellos en televisión, algunas veces apoyados por verdaderos doctores que, sabemos acuden felices a grabar infomerciales porque creen fervientemente en la verdad de este medicamento.

Qué bueno que nos parece absolutamente creíble y normal el uso de testimonios en estos infomerciales, como esa señora que adelgazó 20 kilos en un mes o ese señor que venció a un posible cáncer de próstata con uno de estos medicamentos naturales.

Qué bueno que igualmente creemos en los profundos fundamentos científicos de la física cuántica, que ahora sustenta esa especie de teoría de que si crees lo suficientemente en algo lo haces realidad, igualito que en los cuentos de Disney.

Qué bueno que interpretamos de manera fácil la programación neurolingüística y creemos que si nos “sentenciamos” alguna cosa buena todo el día, lo vamos a acabar obteniendo.

Qué bueno que estamos seguros que el horóscopo nos describe, nos limita y nos mueve, y que cualquier cosa que se diga al respecto en la radio, la televisión, los periódicos o las revistas es factible y tiene que estar conectada con nuestras vidas.

Qué bueno que creemos que si mandamos una copia de un correo electrónico a todos nuestros amigos obtendremos bendiciones y evitaremos grandes maleficios. Qué bueno que nos podemos pasar por Internet bellos rezos de algún origen remoto, digamos Hindú o budista y pasarnos la paz de forma conmovedora.

Qué bueno que decoramos nuestras casas según los rigores del feng shui, y mezclamos agua, con tierra, con aire, con fuego, para que la energía fluya como debe entre las paredes y no rebote y se salga de la casa.

Qué bueno que despreciamos los alimentos, granos y semillas transgénicos, porque son taaaan antinaturales, y taaaan peligrosos.

Qué bueno por todo esto, porque no somos como esos irracionales de medio oriente, que creen en cosas rarísimas. Qué bueno que nos sentimos superiores como occidentales, racionales, pensantes y liberalísimos. Hombre, a leguas se nota nuestra mejor civilización frente a esos supersticiosos, represores y violentos.

Quién quiere otro aeropuerto



¿Quién necesita un aeropuerto en Playa del Carmen? ¿Quién lo quiere? Absolutamente nadie… y nadie es nadie.

Pero claro, están lo que van a hacer negocio, empezando por el gobernador saliente, que logró vender el proyecto (¿y los terrenos?) al gobierno federal:
Porqué no arrasar varios kilómetros cuadrados de selva, porqué no llevar la contaminación por combustión de turbosina al corazón que alimenta de agua al río, que es el mangle, que es el arrecife, porqué no llevar el ruido de las turbinas a la selva, para ahorrarle 30 minutos en coche al viajero que en Playa del Carmen busca exactamente lo contrario: silencio, naturaleza, verde selva y verde arrecife.
Gran negocio que ha quedado entorpecido gracias a otro asunto financiero. Asur, el grupo de aeropuertos privatizado directamente al mercado bursátil el sexenio pasado, el que ahora es propiedad mayoritaria de Fernando Chico Pardo, excolaborador de Carlos Slim, el Grupo cuyo ingreso depende casi al 60% de Cancún, ha señalado que de ser necesario participaría en la licitación, pero que el proyecto, en concreto, sería absolutamente innecesario.

El proyecto original de Asur era un tren eléctrico, más que suficiente, aún en tiempos de temporada alta. Máxime cuando frente a Playa del Carmen existe… ¡otro aeropuerto! La isla de Cozumel, que no está más que a media de hora en (caro) transbordador y cuyas luces se ven desde la playa con marea baja.

Más aún cuando a un par de horas se encuentra el aeropuerto de Chetumal. Todo el sistema le corresponde Asur, que también administra los puertos aéreos en Yucatán, Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Veracruz y Guerrero (excepto el de Tuxtla Gutiérrez, porque ese monstruo salido de los negocios de un gobernador del pasado nadie lo quiere).

Tres aeropuertos para Quintana Roo son más que suficientes, lo sabe una empresa privada que vive del ingreso por pasajero, a la que corresponde estimar aforos presentes y pasados y realizar inversiones en consecuencia. La misma que recién abrió una pista más en Cancún, por unos $916 millones de pesos, y que convirtió a este puerto en el primero en México con tal capacidad, que ya quisiera la capital del país.

Obvio, lo invertido es también un importante aliciente para que Asur no vea con simpatía otro aeropuerto en Playa del Carmen, aún cuando llevaría mano en la licitación y podría quedarse en su grupo. Se trata de eficiencias.

Qué oportunidad para el mundo corporativo de ser el bueno del cuento, por una vez. De volverse el maya bueno, el que protege a la selva, al río, al cenote, al mangle, que son el arrecife.

Pero si no son ellos, a su lado se levantan otras voces, no sólo las de los ecologistas de siempre, que sobre ellos se han levantado muchos prejuicios. La gente misma, que ve cómo sigue llegando gente, que se ve aventada de casitas más o menos cerca de la costa a uniformes y aburridos desarrollos de vivienda, pequeñitos, ínfimos, quién sabe si construidos adecuadamente para este clima, esta humedad, pero eso sí, adecuadamente lejos de la zona bonita, donde están las casas grandes, los hoteles, los turistas ya sea gringos en bermuda, huaraches y camiseta, devorando cerveza, o italianas en vestido negro y tacón de aguja disfrutando un vinito tinto.

La gente misma se da cuenta de cómo los grandes paisajes verdes se van perdiendo, primero en la agitada Cancún, ahora en Playa del Carmen, de cómo de repente los huracanes pegan más en algunas zonas, y se llevan las playas que, pues, no se habían movido en mucho tiempo.

Y están los que saben. Los que hablan de desarrollos y poblaciones sustentables, los que tratan de estimar qué le va a pasar al subsuelo con tanta gente haciendo lo que hace la gente, si no es posible resguardar los residuos en fosas sépticas y tirarlos al mar tampoco, y meterlos a un cohete y lanzarlos al espacio es sumamente caro.

Están también los que administran modestos negocios de exploración para los turistas que no se quedan en la playa, de manera que, contaminando lo menos posible le dejen dinero a los ejidatarios de la zona, para que no vendan a desarrolladores de clubes de vacaciones, de centros comerciales, de vivienda de interés social, de parques acuáticos, como valientes voluntarios poniendo el dedo en la grieta de la presa.

¿Hay un desarrollo sustentable para Quintana Roo? Como pocos lugares en el país, es una zona de futuro más que de pasado. Su población no es excesiva, todavía hay más árboles que gente, no tiene que atender tanta miseria y hambre como algunos de sus vecinos. Puede optar por ser el gran pulmón, parque nacional, zona de turismo controlado, suficiente para sus habitantes nuevos y antiguos. Un lugar bello, protegido y por lo mismo digno de visitarse, de pasadita y luego no te quito más tu tiempo, ya te puedes ir…

O puede continuar su camino, atraer dizque divisas e inversiones para el país a donde no se necesita y generar empleo para atraer más gente que pueda quedar desempleada en el futuro. Puede jugar al maya malo y terminar con la selva, que es el río, que es el cenote, que es el manglar, que es el arrecife. Puede echar todo a perder y enriquecer a unos cuantos en el camino.

domingo, 21 de febrero de 2010

Cada quién sus mayas (El arrecife IV)



El arrecife continúa hacia el Sur.
Allá donde está la ruina maya que lo contempla desde arriba, como temerosa de saltar al vacío y perderse en las aguas turquesa de una buena vez, que bastante deprimida debe estar Tulum de estar encerrada, acordonada en pequeños lotes y recorrida interminablemente por turistas que ya no entienden lo sagrado de sus templos.
Allí, con la todavía inmensa selva en medio, se encuentran al oeste los restos del un reino exitoso, que se truncó a si mismo antes de la espada española. El gran Cobá conecta diversos centros ceremoniales y habitacionales, mediante muchos kilómetros de auténticos caminos en medio de la selva y pudo haber dominado la zona durante el primer milenio después de Cristo (que por acá ni pintaba, claro… o sí, dice alguno que otro), en alianza y amistad con Tikal, Dzibanché, Calakmul, e incluso con la legendaria Teotihuacán.

Sólo perdería fuerza al nacer Chichén Itzá, el último gran imperio maya, que también desapareció solito y sin razón aparente, pero Cobá seguiría ahí hasta la llegada de los españoles, con mucha menos población, al parecer.

Desde lo alto de su muy empinado Nohoch Mul, a 30 metros, aún se pierde la vista en un verdor que se antoja eterno, pero que sabemos que no. La selva, que es el río y el cenote, que es el mangle, que es el arrecife, que se puede arrasar así de fácil como ya lo fue una vez.

Un país que no fue, el maya. Según algunos antropólogos, este pueblo no tuvo nada de ecologista, y antes bien se dejó caer en la devastación de la tierra y de la selva, para luego hacer implosión a fuerza de hambre y guerras por hambre. Salta la polémica que desató el Apocalypto de Mel Gibson, quien hizo más caso de algunas descripciones de los conquistadores españoles y retrató a mayas buenos apartados en pequeñas comunidades, perseguidos por mayas malos, sanguinarios, creadores de holocaustos, quemadores de selvas.

Aún no hay acuerdo entre los estudiosos, pero eso no va a estorbar a los guías de turistas, que ellos crean su propia historia y su propia cultura, y prefieren a esos mayas sabios, amantes de la naturaleza y metidos de lleno en el círculo de la vida, conocedores de los astros y las órbitas y que a lo mejor se fueron con los extraterrestres o se metieron al inframundo para una vida mejor.

Si acaso, coinciden en que hubo dos tipos de mayas, los naturales, los buenos, y los quemadores de bosques para encalar templos y efectuar sacrificios humanos, esos que se dejaron influir por la invasión Tolteca, adoptaron el Chac Mool y la sangre, y guerrearon hasta regresar a la barbarie.

Lo que sí queda claro que es que toda esa sabiduría maya, todo este asunto del 2012 y los eclipses y la distancia al sol y el diámetro de la tierra y el cero, estaba a disposición de unos cuantos nada más. Quién sabe si efectivamente para dominar descaradamente a la población, como acusa el Doctor Gibson, pero sí les habrá dado sus ventajitas, qué no.

Aquí no se habla del 2012, este pueblo tuvo ya sus propias caídas en el 900 y en el 1500, lo más seguro es que su calendario anunciara el inicio de un nuevo ciclo y punto. Uno con muy pocos vestigios y algunas lenguas sobrevivientes, como recuerdos, sombras de una rama trunca más en la eterna variación de la humanidad: la cultura maya.

sábado, 20 de febrero de 2010

We built this city on... (El arrecife III)

El río es el cenote, es la caverna y también es el mangle, que es el arrecife.

A gritos y sombrerazos se ha logrado que el gobierno federal entienda, que los gobiernos locales no se metan, que los desarrollos turísticos “ecológicos” respeten la mayor parte del mangle y tomen sólo una porción de frente a la playa.
El mangle, el pantano, debe quedar tal cual: intransitable, inundado, hasta hostil y peligroso para los turistas, con todo y cocodrilos, víboras y alimañas. Aquí nacen muchas de las especies que luego viven en el arrecife, se filtra el agua, se mitiga el efecto de los huracanes tierra adentro, que es gran cosa en una tierra sin elevaciones donde guarecerse, se produce ese aislamiento que es el favorito de los turistas europeos, ésos que descubrieron Playa del Carmen y pintaron su raya con respecto de Cancún.
Europeos bien vestidos, mujeres bellas, elegantes que prefieren el negro, algo que parece tan raro en el Caribe. El turismo que levantó Playa del Carmen de la nada, una ciudad que se construyó sola, sin grandes planes de Sectur, que comenzó como un refugio y quizá guarida de fortunas mal habidas mexicanas y europeas.

En Playa del Carmen siempre hubo narco, pero del tráfico, más que del consumo, del lavado más que de la guerra, la cosecha, más que la siembra.
Dinero llama dinero, Playa del Carmen crece a ritmos de Quintana Roo, Playacar es donde viven los ricos de aquí y de fuera, separados por plumas y casetas de vigilancia. Pero dentro, una caseta y una pluma hacen un segmento más: Las casa de la playa es donde están las fortunas de mayor abolengo o de perdido cantidad.
La economía ya es trepidante en la Quinta Avenida, en la calle 12, donde están los antros y la gente, que recuerdan más a Miami Beach que a la costa mexicana. Las tiendas ya son de marca, nacionales o internacionales, junto con algunas locales que la hicieron. Aún así, enormes hoteles vacíos recuerdan el viejo origen, “¿quién crees que lava el dinero?”

Playa del Carmen, está llegando a su cúspide, pero aún no adivina su decadencia. Está a un pelo de volverse intransitable, la contaminación no se ve, pero de cuando en cuando se huele. Ya no es el tranquilo refugio playero para algunos cuantos conocedores… y sigue llegando gente.

Los que huyen siempre empiezan a voltear al sur, hacia Tulum, el camino es largo hasta Chetumal. Todavía hay opciones de real tranquilidad y pequeñas comunidades aquí, es cuestión de tomar el dinerito y comprar aún más lejos de Cancún.

jueves, 18 de febrero de 2010

Para qué sirven los parques (Arrecife parte II)

Los ríos se asoman de cuando en cuando a respirar, en cenotes y cavernas. Ahí los ve la gente. La de ayer para tomar agua, venerar las entradas al inframundo y realizar algunos sacrificios. La de hoy para echarse una nadadita en las aguas cristalinas que no huelen a cloro y que se parecen tanto a las albercas, pero con piedritas simpáticas para contemplar.

Y vienen en oleadas y cada vez más, y por ahora quedan contenidas por las brechas de acceso, porque se quedan en la playa, porque los meten a parques más o menos artificiales para que exploren de forma segura, como en Disneylandia.

Viéndolo bien, la mascarada que es Xcaret, con todo y sus pirámides de concreto y sus imitaciones de panteones mexicanos y sus shows mágico-musicales y sus entradas de a $1,200 pesotes por persona que puedes bajar a la mitad si te chutas una mañana de castigo con los vendedores de clubes de vacaciones (antes tiempos compartidos), toda ella, tiene una función provechosa: Mantiene lejos de las frágiles cavernas a la mayoría que no va a respetar, que puede romper, agarrar, rayar y hasta roer, que si pudiera metería un baloncito para echarse un volibol acuático en pleno cenote que esté bajito , mientras los chamacos se echan bucitos, se suenan la nariz y se hacen pipí en la agüita, que al cabo fluye.

Porque lo que se cansan de repetir los ecologistas, los geólogos, los biólogos, y todos los demás logos que también abundan en la zona, no se escucha fuerte y claro.

El agua pura tiene que fluir hasta el mangle, que la acaba de filtrar y de añadir nutrientes, para irse al mar a alimentar al arrecife, al coral que aquí vive que es el suelo de Yucatán, que pinta de verde la costa, que mitiga las olas y rechaza buques para proteger piraguas.

Si no pasa así, el coral se muere, pierde su colorido, se vuelve blanco, ese esqueleto de calcio que es el suelo de Yucatán. Los peces, artrópodos, insectos, algas y plantas de tamaño microscópico o gigante que viven a su alrededor, desaparecen, se van o dejan de vivir. Queda un cementerio frágil, que se va deshaciendo poco a poco, una piedra muerta que ya no pinta el mar, que no protege del oleaje. Y todo lo que es bello en la Riviera Maya empieza a desaparecer.

El río es el cenote, es la caverna y también es el mangle, que es el arrecife.

martes, 16 de febrero de 2010

La Moncloa que no fue

>Que si el PAN pactó con el PRI para sacar las reformas a cambio de no aliarse con el PRD en las elecciones. Y nadie lo ha negado.

Me imagino que en su peregrina vida el famoso Fausto jamás habría aceptado el famoso pacto con el demoño. Sólo se le apareció cuando estaba desesperado y listo para firmar.

Así pinta el PAN últimamente, urgido de justificar qué sello le deja al país en 12 años de poder. La cúpula panista dentro y fuera del gobierno parece temer lo peor: Que ya se va, y no hizo tantos cambios quería o soñaban sus líderes nuevos y viejos.

O es como un hombre en crisis de los 40, que ahora sí se tira en paracaídas, se pinta las canas y se pone a adelgazar, resuelto a darle una última batalla más a la vida, antes que ésta se lo lleve con los tenis pa’ delante.

De ahí la esquizofrenia, ándale, diablo, aprueba mis reformas, para que deje mi huella, que al cabo tu me estás partiendo la cara en todo lo demás, y ya es obvio que el que sigue eres tú.

Ándele mijito, fírmele pues aquí, con sangrita, para que sea bueno, y le voto a favor en su reforma fiscal y a lo mejor le concedo algunas cosillas en política, pero no se pase, porque precisamente sigo yo, y no me voy a quedar sin poder, que para eso he venido trabajando todo este tiempo, separando a mis enemigos.

Más bien echándose para atrás y disfrutando el colorido espectáculo de izquierdas y derechas, que por “principios” y “dogmas” y “naturalezas”, no supieron unirse para acabar con el régimen anterior antes de agarrarse del pescuezo por su proyecto de nación particular.

Porque mucho del dinosaurio sigue allí. Híjole, a lo mejor Monterroso sí hablaba de nosotros, ¿no? Los viejos sindicatos, las paraestatales corruptas, las asociaciones mafufas de taxistas, vendedores ambulantes, cañeros, etc., los invasores de tierras, que ahora son de casas, los inspectores de bares, las prostitutas a dos cuadras de las delegaciones, la mordida para sacar licencias de cualquier tipo o para saltárselas, la policía siempre en vigilia, los judiciales que dan miedo, las 10 o 12 horas para declarar un delito, todo igual, como en 1970 o peor, porque no éramos tantos y porque los mafiosos no eran tan cerdos.

Muchos de éstos, cambiaron convenientemente de “jefe” en ciudades panistas y perredistas, se adaptaron. Muchos volverán sin más a las cómodas filas priístas si regresan.

Seamos honestos, se ha avanzado y el nivel de cinismo y de opresión no es lo mismo hoy que antes. Pero sí creo que la izquierda y la derecha o como se quieran poner perdieron miserablemente, estúpidamente, tristemente, la oportunidad de hacer un Pacto de la Moncloa y construir un país nuevo.

Y despertaron… ¡Monterrosoooooooooooooooo!

Desde el arrecife


El arrecife habrá sido una gran molestia para los buques exploradores de los españoles y demás europeos que recorrieron las costas caribeñas de la península de Yucatán. ¡Hostias!

El mismo dio buen resguardo del oleaje abierto a las piraguas con las que alguna vez comerciaron entre sí las múltiples ciudades y asentamientos mayas en sus diversas épocas, apogeos y decadencias.

El arrecife da ese dramático color verde a las aguas de la zona, desde Holbox hasta Chetumal, mitiga el oleaje, dibuja un paisaje submarino que tiene difícil comparación, al que peregrinan buzos de todo el mundo.

La península misma fue en el pasado remoto, el arrecife. Geológicamente una isla, separada de la más antigua placa que compone el continente americano, Yucatán emergió de las aguas, dicen, tras el violento choque, aquí mismo, con el meteorito que acabó con los dinosaurios.

Quedó arriba una placa gigante de esqueletos de arrecife: La piedra calcárea que es suelo, pirámides, ídolos, amuletos, base de chozas, sello de tumbas y ofrendas. La isla nueva, plana, sin montañas ni ríos, y apenas una pequeña capa de tierra de la que se aferraron sus selvas y que, millones de años después poblarían sus respectivos humanos, que ya no encontraron puentes ni fronteras que los separaran de Yucatán y hacia ella fluyeron como epidemia inevitable.

Porque los grandes ríos, los tiene Yucatán por debajo. Es, dicen los geólogos, una gran esponja por donde entran el mar y las lluvias. El primero, cauto y pesado, se queda debajo, las segundas le vienen de encima y arriba se quedan, forman lagos, cenotes, ríos, a mayor o menor resguardo del cielo. Como toda el agua, sigue su llamado hacia el mar, pero prefiere irse escondida, entre cavernas y estalactitas, como una doncella que baila en las sombras.

No quieren ser Usumacinta ni Grijalva; son Sac Actun, Ox Bel Ha, Dos Ojos, a salvo de los mapas y monografías de la Primaria, de buena parte de los animales y la gente. Pero 155 kilómetros no son pocos, y su trabajo le ha costado seguirlos a una rarísima especie que rehúye al sol: el buzo de cuevas. Ahí nomás han quedado 400 muertos en el esfuerzo por mapear el mundo debajo de Yucatán, para qué, pues para saber, nada más.

Continuamos mañana...

lunes, 15 de febrero de 2010

De Starbucks y Harleys

Me he vuelto fanático de lo que Starbucks llama expreso americano, ellos sí le ponen la o al final, pero qué esperábamos cuando prácticamente se han inventado un idioma nuevo. Venti Chai Latte Light suena como rezo budista. En Starbucks no hay pequeño, empiezas por el Alto y pasas al Grande por alguna razón que algún genio de la mercadotecnia se encantará en explicar.



Ah, la mercadotecnia de la experiencia, ahora todo debe ser eso. Todo mundo quisiera ser Harley Davidson, o Apple, saltándose para siempre las reglas de los viejos libros de texto. Pero no es así. En primera no todo mundo tiene productos tan sexy, en segunda, para lanzarse a esto del marketing de experiencia no se pueden ignorar algunos principios del marketing-marketing, digamos.
Las famosas P's, que todavía son factor si quieres vender. Me encanta cuando un esforzado mercadólogo se organiza toda una campaña de Publicidad, una temporada de Promociones y un buen lugar en los estantes, sólo para que su director de operaciones o de producción le diga que no puede surtir, y que si lo hace se va a quedar como la indita, que luego qué vende.
Sí, hemos de aceptar que el Producto también entra en la mezcla, aunque sea lo que menos nos agrade.

No es el caso de Starbucks, me gusta. La cadena ayudó a lo que tanto bla,bla,bla declararon por años los expertos en el tema del café. La entrevista típica, año con año, con el Instituto Mexicano del Café y otros por el estilo siempre arrojaba la "novedad" de que los mexicanos consumían apenas kilo y medio de café por persona al año.
De repente, en los últimos, ese kilo y medio se movió hacia los dos kilos y los rebasó. Oh sorpresa, había que ponerse a vender café en lugar de dar tantas entrevistas... algo que seguro habrán pensado los de la Asociación Mexicana de Vitivinicultores, que cada año se quejaban amargamente, allá por los 80, del bajísimo consumo de vino en México, tierra del Bacacho blanco.
Y un día empezó a aumentar el consumo... a lo mejor no ingerimos tanto como un europeo, y en mucho, estoy seguro, depende de qué europeo, porque hay unos que se meten mucho más que vino, por carretadas y tan campantes. El caso es que ahí va avanzando la famosa cultura del buen vino, y ese avance se ha logrado, por cierto, a punta de apertura de mercados y cero estímulos a las industrias. Qué se me hace que ni los necesitaban...

Interrumpo, voy a subir una serie que escribí luego de visitar Playa del Carmen.

domingo, 14 de febrero de 2010

Pues ahí voy

La palabra expreso como definición del café no existe.
Según el Diccionario de la Real Academia, uno debe pedir un exprés si a esas vamos. Pero además de la bebida, me refiero a la descripción de esta necesidad, obligación o vicio de expresar. En primera de singular, para que no haya duda.
Porque aquí no se trata de una redacción, de un grupo, club, clan o sociedad, mucho menos del pueblo y de los mexicanos. Considero lo más sano no creerle a quien diga hablar por el pueblo. Mejor hay que alejarse.

Expreso yo, pues, un tanto cortado, primero por la naturaleza de este medio, que está hecho para entregar en paquetes; segundo, porque veremos la constancia que debería haber cultivado por fin tras varias décadas de andarla sembrando; tercero, porque es una época de la vida que en que la soledad a adquirido una nueva cara, más amable, más deseable... y más real.
Pero no cortado al estilo que lo toman en España, en donde se equipara a con apenao. Porque bien que mal la pena de hablar y escribir se me quitó hace mucho, aunque he pasado más tiempo de mi vida escribiendo sobre las ideas de otros, los temas y las cosas de otros, haciendo periodismo, pues.

Aún cuando uno editorializa, está más bien tomando una posición propia del medio. Sólo el artículo de opinión te brinda esa oportunidad de expresar lo tuyo con más libertad, pero para ello tendrás que haberte esculpido ese derecho a golpe de tecla. Puedo decir que he disfrutado mis artículos de opinión, aunque aún en ellos hay que tomar en cuenta más o menos a quién le estás escribiendo, así que la selección de temas es más bien limitada en la mayoría de los casos.

Acá no va a ser ese un problema. Primero me expreso, de todo, de lo que sea, como ocurra, y ya vamos viendo quién me regala sus ojos un rato. Es como pararse en una plaza pública a arengar a la multitud, a ver quién se acerca, aún sabiendo que no eres ni el único ni el que grita más fuerte, ni el que tiene siempre las mejores frases y expresiones.

El riesgo de Internet está en sus inmensidad, que puede empujar a sus otrora valientes exploradores y navegantes, a aferrarse a un par de islas y a remar siempre cerca de la costa, no dejando de perder nunca de vista el Face, o el propio google noticias o el sitio de su diario favorito. El propio medio ha evolucionado hacia poner en tu ventana las noticias, fotos, frases, juegos y gente que va con tu vida, la que pediste, de forma automática. Para qué andar buscando, perdiendo el tiempo. Y están lo grandes, los de siempre, a quienes esta revolución había tomado por sorpresa y medio atontejados, pero que ya regresaron con todo y sus incontables plumas y estrategas y diseñadores y mercadotecnistas y productores a tomar por asalto el web para ellos, porque ya le están encontrando el negocio, aunque sea todavía como complemento del original.
Hablo como quien ya fue y vino, porque como a pocos en el futuro, me tocó ver surgir a Internet, desde cuando ni siquiera sabíamos qué era, hasta que pasamos a no saber qué hacer con él y luego a preguntarnos cómo vivir de él.

Pero suficiente por hoy, arrancamos Expreso Cortado en la madrugada de un domingo, porqué no. La semana empieza a exigir, démosle chance.