lunes, 16 de agosto de 2010

Cómo no pelear la guerra contra las drogas

Con la liberación de tres detenidos más, todos exfuncionarios locales del estado de Michoacán, quedan 11 casos por resolverse, de 35 detenciones que con lujo de publicidad llevaron a cabo fuerzas federales en la entidad que gobierna el perredista Leonel Godoy.
El caso es grave, ya que implica la intromisión de la federación en los poderes de un estado, muchos de ellos elegidos por el pueblo en elecciones que nunca fueron cuestionadas.
La noticia se pierde en el mar de información como si nada, como si 24 personas no hubiesen perdido un año de sus vidas acusadas de importantes delitos, al fin sin elementos probatorios suficientes.
Ese es el tipo de terror que no debemos vivir en un estado democrático, es el Proceso de Kafka, es la presunción de culpabilidad hasta que desmuestres lo contrario, porque nuestro sistema de justicia sigue dándole más peso a las declaraciones de testigos que a algo tan elemental como las pruebas.
En este país basta con que dos tipos te señalen con el dedo para que vayas directo a la cárcel, con todo el peso de defenderte en prisión si se trata de los muchos delitos que no admiten libertad bajo fianza.
Da miedo pensar qué pasaría si como otros tantos, estos 24 hubiesen sido ciudadanos comunes, sin capacidad para ser defendidos por las fuerzas de un partido político, por ejemplo.
¿Cuánta gente está en la cárcel por situaciones similares, sin dinero para defenderse, sin la mirada de la opinión pública para apurar un poco a nuestros jueces que se van un mes de vacaciones sin más?
¿Y si hubiera pena de muerte? Tendríamos a multitudes luchando por su vida, por la declaración de un par de testigos protegidos, tal vez, con sus casas allanadas, sus propiedades y cuentas confiscadas y su medio de sustento cancelado.
El caso le debería costar al gobierno federal más que una nota en el periódico: Está abriendo la posibilidad de ser acusado de persecución política. O por lo menos, el justo reclamo es que alguien renuncie por este tipo de encierros masivos fallidos.
Basta un poco de sentido común para saber que no hay muchas "estrategias" alternas para combatir al narcotráfico, pues la guerra es frontal. Pero algo sí puede decirse de este caso: Así no. Y si se equivocaron así, los responsables deben renunciar a sus cargos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario