miércoles, 15 de mayo de 2013

Veganos de Vulcano


Lo malo de dejar de escribir tanto tiempo es que se agolpan los temas; se comportan entonces como auténticos automovilistas chilangos: nadie quiere dejar pasar al otro, ni un centímetro. El resultado es media hora de atorón sin sentido, hasta que alguien consiente en echarse para atrás o un siempre listo policía chaleco amarillo se le pone enfrente al más necio. 



O bien, un muchacho de esos BUENA ONDA, que canta en el coro de la iglesia y participa en las brigadas de salvamento los fines de semana, se baja de su Chevy (auto con posicionamiento buena onda) y se pone a dirigir el nudo con muchas sonrisas y su respectivo por favor y gracias. El caso que el primer tema en pasar del nudo vial fue el siguiente retrato:
Había una vez una muchachita que estaba siempre en Facebook, saludando amistades y poniendo lindos mensajes motivacionales e invitaciones a cuidar del planeta. Un día descubrió que para comer carne -¡horror!-, la gente mataba animales, gracias a una colección de fotos truculentas que alguien tuvo a bien seleccionar, buscando los aspectos más asquerosos o los mataderos más crueles para mostrar una cosa tan fea. Como en Facebook sólo hay gente con buenísimos sentimientos y que tiene esta cosa que podríamos bautizar como la “nueva decencia”, ella decidió allí mismo dejar la carne para siempre y se volvió vegana –no vegetariana, porque el huevo sólo se obtiene de la esclavitud forzada de millones de gallinas, por supollo, digo, por supuesto--.



¿Cambió esta dulce niñita su modo de vida de forma callada? Claro que no. Uno siempre sabe quién es vegano en esta vida rara que nos tocó ¡because they’ll fucking tell you! Al parecer el veganismo es una forma de religión, que exige a sus creyentes difundir la palabra, hasta que ya no exista nadie que coma animales en el planeta. Así que no pueden mantener cerrada esa boquita comedora de lechuga.
Inútil es comentarles que, de no haber sido domesticados para ser comidos, no existirían tantos millones de reses, cerdos, corderillos de ojos grandes ni gallinas ponedoras. Probablemente serían tan raros para nosotros como los jabalíes o las cacatúas: habría ejemplares por ahí, pero no muchos. Algunas subespecies y quizá especies enteras, se habrían extinguido o jamás habrían existido. Porque para hacer frente a las necesidades alimentarias de la humanidad, habría que cultivar intensivamente la tierra, con el fin de dotarla de los vegetales, frutas y granos suficientes para mantenernos a todos sanos. No habría pesca, pero sí gigantescas granjas de algas marinas y tal vez hasta plancton.
Los grandes sembradíos de soya, maíz, trigo, arroz, provocarían los mismos problemas ambientales que ya conocemos hoy en día, contaminación, agotamiento del suelo, erosión, desmonte de selvas. Las vacas y puerquitos que quedaran estarían arrinconados en reservas naturales, tanto para protegerlos de los tragones (¿cuánto costaría un kilo de tocino?), como para evitar que se comieran NUESTRAS plantas.
Eso asumiendo que la ecuación diera para todos. Como que el veganismo se da el lujo de cundir entre gente que nunca ha tenido hambre, y que tiene los medios suficientes para suplir adecuadamente sus necesidades de proteína. No he visto una dieta convincente que pueda adaptarse a toda la población a un costo de 30 pesos, una comida corrida, pues. A menos que sea el milenario plato de frijoles con tortillas, que hasta donde sabíamos no era suficiente para estar bien nutrido. Por decirlo de forma descarnada y en lenguaje de luchador social de Atenco: es fácil hacerse el vegano cuando eres riquillo.
Mientras tanto, nuestra dulce niña de Facebook se dedica a difundir las fotos más asquerosas que puede encontrar y argumentazos tan brillantes como que “el Holocausto no terminó, sólo cambió de especie”. Así mero, como si la carne se hubiera descubierto en 1945. De hecho, ¿dónde quedarán para estas personas las hipótesis antropológicas sobre el hecho de que comer animales fue lo que permitió al hombre desarrollar su inteligencia y extenderse por el planeta?



A lo mejor la falta de proteínas ya está provocando algunos daños en la sinapsis.

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